La fiscalía quería que Arenas fuera a la cárcel por lo menos tres meses. Señalaron que mintió varias veces acerca de por qué las armas estaban en el vestuario, que trató de encubrir lo que ocurrió, que mostró una actitud displicente de todo este asunto, que sabía que llevar armas en DC era ilegal, y que y tenía una condena por posesión de armas anterior. Los abogados de Arenas pidiéron la libertad condicional de su defendido y servicio comunitario, con el argumento de que estaba gastando una broma equivocada con la intención de no dañar a nadie. Señaláron que las armas fueron descargadas, que los comentarios alegres de Arenas sobre el incidente fueron mal interpretadas , y que es un buen modelo de conducta que va más allá del llamado del deber cuando se trata del servicio a la comunidad. Se agregó que estaba confundido sobre las leyes de armas de DC (Washington), y que ya había sido severamente castigado por la humillación y la pérdida de decenas de millones de dólares por el consejo de la liga y su suspensión sin goce de sueldo para el resto de la temporada de la NBA.
Hubo poca discusión sobre los hechos básicos del caso. Arenas y su compañero de equipo Javaris Crittenton comenzáron una discusión por un juego de cartas e intercambiáron un conjunto de amenazas, mientras que el equipo estaba volando de vuelta a casa de un parido de el 19 de diciembre. Dos días más tarde, Arenas se llevó las armas al vestuario y las puso en una silla junto al armario de Crittenton con una nota que decía, "Toma una". Crittenton entonces sacó su propia arma y la mostró a Arenas.
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